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Ya conocemos la importancia de la función del hígado en nuestro organismo. Alojado bajo el diafragma, en un punto estratégico entre el sistema portal y la circulación general, desempeña una gran cantidad de funciones transcendentales en nuestra salud, entre otras:

  • Secreción de bilis.
  • Procesado de sustancias nutritivas absorbidas por el intestino.
  • Mantenimiento de la concentración normal de glucosa y lípidos en sangre.
  • Síntesis de proteínas plasmáticas como el fibrinógeno, el factor III y la trombina , las tres fundamentales en la coagulación de la sangre.
  • Importante función accesoria en el sistema inmunitario del intestino (la concentración de IgA en la bilis es cuatro veces superior a la que presenta la sangre, es evidente que la IgA biliar realiza una importante contribución al nivel de anticuerpos de la luz intestinal).
  • Filtrado de la sangre. Tal y como describe D.W Fawcet en su Tratado de Histología, el hígado es un órgano ricamente vascularizado que recibe aproximadamente 1000 ml DE SANGRE CADA MINUTO procedente de la vena porta y 350 ml de la arteria hepática. A su paso por el hígado la sangre esta expuesta a 1.2 x 107 células fagocitarias de Kupffer por cada gramos de tejido hepático; estas células eliminan restos celulares y las partículas extrañas, incluyendo microorganismos, que pueden invadir la sangre desde la luz intestinal, sobre todo si su mucosa está permeable.

Este último punto nos habla de la importancia de tener un “hígado sano” para mantener una sangre, podríamos decir, libre de toxinas y de microorganismos en general, que pueda nutrir y oxigenar correctamente todos nuestros tejidos.

Muchos de los problemas que vemos a diario en consulta tiene que  ver, en mayor ó menor medida, con TRASTORNOS FUNCIONALES HEPÁTICOS, también intestinales y con niveles de intoxicación por encima de lo tolerable por nuestro organismo; tres parámetros íntimamente relacionados (estos dos últimos los abordaremos en próximos  documentos).

En terapia manual sabemos de la necesidad de testar y recuperar mecánicamente la movilidad y motilidad del hígado a través de técnicas por todos conocidos como el plano transverso, bombeos…etc. pero…

¿cuánto está de relacionada dicha función con las diferentes alteraciones del aparato locomotor con las que el paciente viene a consulta?

¿Cuándo hay que trabajarlo manualmente ó cuándo recuperar su función metabólica recomendando algún producto químico? ¿Y con dieta?

¿Es cuantificable si el hígado está trabajando a su máximo rendimiento?, es decir, ¿podemos medir su función?.

Hay muchos síntomas relacionados con trastornos de la función hepática. Podríamos enumerar algunos de sobra conocidos como por ejemplo: acidez, nauseas, digestiones lentas, dolores de cabeza, mareos… pero también, como fisioterapeutas, nos interesan otros síntomas tal vez menos conocidos relacionados con un mal funcionamiento hepático tales como:

  • Alguien que empieza una práctica deportiva y en un espacio de tiempo comienza a tener molestias en alguna parte de su cuerpo de forma repetitiva.
  • Alguien con dolores nocturnos ó nada más levantarse de la cama.
  • Alguien que puede hacer deporte con normalidad pero cuando solicita un esfuerzo más intenso le aparecen dolores ó tiende a tener roturas fibrilares.

El hígado tiene (de forma resumida) dos fases bien definidas de detoxificación. Hay personas que tienen una fase que trabaja más lenta, pero la otra funciona correctamente y necesitan tomar un producto muy específico, dependiendo de que fase sea la que no funciona correctamente,y durante un determinado tiempo.

Muchos pacientes que toman productos para mejorar la función hepática (hay muchísimos en el mercado) o que hacen limpiezas de éste, basadas en algún libro, puede que no necesiten tomarlos o que no sea ese producto en concreto el que necesitan, ya que pueden estimular la fase equivocada y esto puede, secundariamente, generar más subproductos tóxicos que el hígado después no puede gestionar.

Al igual que en terapia manual “no debe valer cualquier cosa”, en el resto tampoco. Los trastornos funcionales hepáticos están muy relacionados con los síntomas que tratamos a diario en consulta y tenemos que valorar si estos se están corrigiendo únicamente con el trabajo de nuestras manos.

La terapia química actual esta basada en la suplementación, la dieta y en la retirada de algún producto (ya sea gluten, lácteos, azúcares). Pero ¿conocemos como está la función hepática de nuestros pacientes, y la intestinal?, ¿es necesario para recuperar su función trabajar a otros niveles?, ¿durante cuánto tiempo?. ¿Hay momentos del año mejores para trabajar el hígado? ¿Su disfunción está relacionada con la dolencia que estamos tratando en consulta?.

Y otra serie de preguntas que deberíamos hacernos…

¿Y el nivel de toxicidad de su organismo? ¿es el producto que retiramos la causa principal de la dolencia del paciente? o ¿es secundaria a varios trastornos funcionales?: En otro documento escribiremos sobre las intolerancias ó alergias que tan frecuentemente se ven hoy en día.

En conclusión ¿Es suficiente el trabajo manual local y/o global que hacemos para recuperar dicho trastorno funcional?: En muchos casos no y debe ser acompañado de otras técnicas.

Acompañado decimos, porque también el trabajo metabólico sin el apoyo de la terapia manual muchas veces no es lo efectivo que debiera debido a la grandes alteraciones mecánicas que presenta el paciente. Evidentemente si existen restricciones en el tejido es mucho más difícil que lo que tome el paciente actué allí donde debería actuar. Indudablemente necesitamos una matriz extracelular libre de restricciones mecánicas. Aquí es donde la mecánica y la bioquímica van de la mano y se potencian mutuamente.

Desde la escuela vamos a dar respuestas a todas estas preguntas durante el curso. Nuestro objetivo es aportar este “granito de arena”, muchas veces necesario, para acompañaros en la recuperación de las dolencia de vuestros pacientes. Creemos que es una de las claves para que muchos de los síntomas crónicos que padecen, por fin mejoren.

Profesorado Escuela Oficial de Physioenergética